Cada noche sus hojas crujían entre el viento, dejando una melodía mientras la luna lo iluminaba.
El rocío lo bañaba cada amanecer y brillaba cual si fuesen perlas acariciadas por el tenue sol de la mañana.
En su copa los pájaros danzaban bajo el sol dejando su gorjeo, luego se mecían saltando de rama en rama.
Su sombra me cobijó tantas veces cuando me sentaba para leerle mis cuentos, allí junto a él aprendí a sentirlo como al amigo que siempre está, que se brinda sin pedir y que crece al sentirte tan cerca.
ROCIO DE LA BRUMA
domingo, 20 de enero de 2008
MI ARBOL Y YO
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2 comentarios:
El árbol, una paz aferrada a la tierra....
Lindo pasar por tu mundo.
D
Gracias dina, lindo tenerte visitando mis letras.
besitos.
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